En 1998, cuando estalló la guerra civil, Julienne trabajaba en una emisora de radio humanitaria informando sobre salud y derechos humanos a los residentes en áreas remotas. Viajó por el este del país entrevistando a mujeres sobre sus vidas y es ahí cuando comenzó a documentar los abusos sexuales.

Indignada por estas historias, Lusenge y 22 compañeras activistas crearon la organización SOFEPADI para denunciar la violencia sexual. Ofrecieron apoyo psicológico a las supervivientes y llevaron a centenares de agresores ante la justicia.

En 2007 Lusenge constituyó el Fondo para las Mujeres Congoleñas (FFC), que ayuda a las mujeres congoleñas a obtener fondos internacionales para su desarrollo y empoderamiento.

Su trabajo se expandió más allá de las fronteras de la RDC. Es miembro del comité asesor de la Campaña internacional para detener la violación y la violencia de género en zonas de conflicto y vicepresidenta de la Liga Internacional de
Mujeres para la Paz y la Libertad (WILPF).

“El cuerpo de las mujeres se ha convertido en el campo de batalla”