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“Lo que afecta a una, afecta a todas”

Asha Ismail, activista keniana y fundadora de la ONG Save a girl, save a generation, trabaja en la sensibilización y en la educación sobre la mutilación genital femenina; realidad que vivió y que a día de hoy lucha por erradicar 

Paz Miguel

La mutilación genital femenina (MGF) es una realidad invisible, que parece lejana o incluso casi inexistente; pero no es así. Las cifras de la Organización Mundial de la Salud reflejan que a día de hoy entre 100 y 140 millones de mujeres han sido víctimas de MGF. La OMS estima que 3 millones de niñas en África corren el riesgo de ser sometidas a la ablación genital femenina cada año. Esta realidad, que aumenta con el crecimiento de la población, se da en países de África Subsahariana. Aún así, según Asha Ismail, activista keniana, esta realidad no debe ser vista como ajena en países occidentales, porque “lo que afecta a una, nos afecta a todas”. 

Asha Ismail es una de las millones de mujeres que han sufrido la mutilación genital femenina. Su historia comienza cuando su madre y su abuela le extirparon el clítoris y su lucha con el nacimiento de su hija Hayat. Con el objetivo de erradicar esta práctica, Asha Ismail fundó en el año 2007 la ONG Save a girl, save a generation en España. Después del nacimiento de Hayat, Asha Ismail decidió escapar de su entorno y de su país para proteger a su hija. “El proyecto comenzó porque quería evitar que a mi hija le hicieran lo mismo que a mí”, explica Asha. Con el paso de los años, llegó a España, donde a día de hoy lucha contra la mutilación genital femenina a través de la sensibilización y de la formación.

                                                              

El objetivo de su organización es reducir la cifra de mujeres mutiladas a cero y, según la fundadora, para llegar a ese objetivo son imprescindibles la concienciación, la educación y la sensibilización. “Para acabar con la MGF es necesario conocer los motivos por los que se practica”, asegura. Estos motivos no son solamente religiosos, en muchas ocasiones también son económicos. Las familias que no tienen recursos dan a sus hijas a cambio de una dote, es decir, de una cuantía económica. Una mujer virgen y sin clítoris tiene más valor económico, por lo tanto muchas familias extirpan los genitales de sus hijas para obtener un mayor beneficio. Según Asha, es importante “llamar a las cosas por su nombre” y explica que dentro de esta realidad las mujeres, sobre todo niñas, tienen un valor y son mercancía, “forman parte de un proceso de compra-venta de personas”, explica. 

La mutilación genital femenina, según Asha, tiene mucho que ver con la pobreza, pero también con unas costumbres y con la religión. Aún así, la activista destaca la importancia de no generalizar. No todos los musulmanes practican la ablación genital. “África no es un país y cuenta con miles de culturas, tradiciones y religiones diferentes”, explica. Según la OMS, en África es una práctica común en 29 países de los 54 existentes. Las cifras más altas se registran en países como Somalia, Egipto, Burkina Faso, Mali, Djibouti y Etiopía, aunque algunos grupos étnicos de países asiáticos y ciertas comunidades de India, Indonesia, Malasia, Pakistán y Sri Lanka también lo practican. 

Save a girl, save a generation pone el foco en la formación de las mujeres, en la necesidad de darles herramientas para que puedan decidir. “En muchas ocasiones son las mismas mujeres las que quieren someterse a la ablación genital, porque es un símbolo de pureza y de respeto, necesario para la integración”, explica la activista. Los argumentos relacionados con la tradición, con la religión, incluso con el Corán impiden que esta realidad cese. Además, Asha considera necesario que esa formación vaya acompañada de voluntad política y leyes que avancen en la misma línea para acabar con la MGF y con todos los tipos de violencia contra las mujeres. Aún así, Asha explica que muchos gobiernos africanos prohíben esta práctica, pero no hay mecanismos de seguimiento por falta de recursos. 

El hecho de que se ilegalice la ablación genital tiene “daños muy graves” en las mujeres porque en el momento que se prohíbe, comienzan a realizarse mutilaciones de forma clandestina. La activista asegura que la prohibición de esta práctica ha llevado a consecuencias peores que las anteriores en las mujeres. La MGF afecta en la salud sexual y reproductiva de las niñas y mujeres y depende del tipo que se practique y de cómo se lleve a cabo. Las hemorragias, las infecciones y los problemas psicológicos son los efectos más habituales en mujeres víctimas de esta violencia. Según la OMS, también aumenta las complicaciones durante el parto. 

                                                               

Desde las grandes organizaciones internacionales se intenta luchar contra este tipo de violencia. Los Derechos Sexuales y Reproductivos fueron definidos en la Conferencia sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y en la Cuarta Conferencia mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995). Aún así, no es fácil intervenir en estos asuntos porque tradicionalmente han sido relegados al ámbito privado. “La gran mayoría de los países africanos forman parte de los principales tratados internacionales, pero la distancia con la realidad es muy grande”, asegura Fernando Arlettaz, doctor en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas en la Universidad de Zaragoza. Por su parte, Asha Ismail explica que las grandes organizaciones internacionales dibujan el escenario a seguir en cuanto a Derechos Humanos, “pero en la práctica la realidad está muy lejos de sus objetivos”. 

La idea de Save a girl, save a generation es volcar todos los recursos en los terrenos donde se practica la mutilación genital femenina. “La idea es explicar los perjuicios que tiene esta práctica sobre las niñas y las mujeres para evitar que esto siga sucediendo”, explica Asha. Para la activista es importante que este problema llegue a todo el mundo, que todas las personas lo sientan suyo y que se colabore para erradicarlo. Todo esto, dice Asha, tiene que estar acompañado de voluntad política nacional e internacional y forma parte del “proceso de liberación de las mujeres y de la creación de un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, sean iguales”. 

 Seminario de Solidaridad Internacional

Asha Ismail acudió el pasado 10 de diciembre al Seminario Internacional “Los Derechos Humanos de las mujeres en África”, organizado por Solidaridad Internacional - Nazioarteko Elkartasuna en colaboración con el Grupo Pro Africa en Bilbao y con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao. Asha contó su historia y la de millones de mujeres que sufren la mutilación genital femenina cada año. Este encuentro se realizó para conmemorar el Día Internacional de los Derechos Humanos y para concienciar sobre esta realidad. Pero no sólo Asha participó en este encuentro, también se pudieron escuchar las voces de otras activistas africanas que a día de hoy luchan por los derechos de las mujeres. Aminata Diallo, la primera mujer guineana doctorada en Estudios Islámicos, Jolie Mputela, experta en Relaciones Internacionales, Hermine Vanessa Essiben, de la ONG Sawa o Pagnya, Remei Sipi, escritora, feminista militante e impulsora de la Asociación E Waiso Ipola y Antoinette Torres, fundadora de Afroféminas.