“Individualmente invisibles, fuertes en la unión”.

La población del norte de Chinandega, en Nicaragua, lleva años trabajando contra las violencias machistas, sensibilizando a la población y dando apoyo a las víctimas que la padecen. La red de jóvenes REJENORCHI se ha convertido en una pieza fundamental que está transformando la vida en las comunidades.

Reportaje

No es fácil vivir en el departamento de Chinandega, especialmente si lo haces en el norte y eres mujer. Bañado al oeste por el Océano Pacífico, a lo largo de su cara más septentrional el río Guasaule serpentea el territorio hasta llegar al municipio de San Pedro y más allá. A la altura de la Montaña de la Hoya, sin embargo, abandona la frontera hasta perderse definitivamente en tierras hondureñas donde, a pocos kilómetros, ascendiendo por pronunciadas laderas, va a nacer. El Guasaule, además de abastecer de agua a la población, mayoritariamente campesina productora de maíz y frijol, define la frontera natural entre Nicaragua y Honduras, característica que marca la identidad del territorio y la vida de sus habitantes. “La zona norte de Chinandega es muy calurosa y está llena de vida, la gente es amable y alegre. Pero, al ser zona fronteriza, circula mucha droga, hay prostitución relacionada con los camioneros, es lugar de paso para aquellos que intentan salir del país y llegar principalmente a Estados Unidos… Es un lugar complejo, con tasas de abusos, irregularidades y violencia que no se dan en otros lugares de Nicaragua”, comenta Pedro Meza, director ejecutivo de ADEES (Asociación para el Desarrollo Eco-Sostenible).

Miembros de una de las comunidades de Chinandega Norte. Foto: ADEES

Los seis municipios que conforman el norte de Chinandega (Somotillo, Villanueva, Santo Tomás, Cinco Pinos, San Pedro y San Francisco) son los municipios más pobres del departamento. Diseminadas a lo largo y ancho del territorio, no es fácil el acceso a las comunidades o aldeas donde vive alrededor de un tercio de la población (90.000 personas en total), especialmente en la época de lluvias, quedando a menudo incomunicadas durante largos periodos por la ausencia de vías asfaltadas. El acceso a los servicios básicos como al agua potable y la electricidad también es limitado, a lo que hay que sumar la degradación medioambiental o la alta incidencia del VIH por ser parte del corredor Centroamericano. La tasa de analfabetismo supera el 20 por cien en los seis municipios, tres puntos por encima de la media del país, que ocupa el puesto 127 en el ranking mundial de alfabetización según un informe publicado por la UNESCO en 2018. En un contexto socio-económico tan desfavorable, los abusos y acciones violentas, básicamente ejercidas por hombres hacia mujeres y jóvenes, son conductas que están totalmente normalizadas en un sector de la población y, por lo tanto, suelen quedar impunes. Esta situación ha cambiado a raíz que organizaciones sociales como ADEES en 2004 y la posterior organización de la sociedad civil organizada en redes de mujeres y jóvenes, conjuntamente, vienen combatiendo sin tregua cualquier manifestación de violencia machista dentro de sus comunidades.

SENSIBILIZAR A LA POBLACIÓN

La sede de ADEES es un hervidero desde primera hora de la mañana. Los chicos y chicas que conforman la Red de Jóvenes Emprendedores del Norte de Chinandega, REJENORCHI, y las mujeres de REDIMNCH, van de un lado a otro entre un bullicio atronador, nerviosas y alegres a partes iguales, conscientes de la importancia del evento que organizan hoy. Se trata de la marcha intermunicipal, un acto reivindicativo que, bajo el lema “Una vida sin violencia”, recorrerá las calles de Somotillo para concienciar a la población sobre la necesidad de acabar con las conductas machistas y la violencia de género. El acto se enmarca dentro del proyecto sobre Derechos Humanos y empoderamiento de las mujeres y jóvenes, con especial atención a sus derechos sexuales y reproductivos, que ADEES está ejecutando en cinco de los seis municipios en colaboración con Nazioarteko Elkartasuna – Solidaridad Internacional. Inflan globos, reparten camisetas o escriben consignas en cartulinas de colores; “¡Cuidado! El machismo mata”, se puede leer en una de ellas. “No somos ilusos, sabemos que no es tarea fácil cambiar conductas machistas que llevan arraigadas siglos en nuestras sociedades, pero creemos que, con educación y campañas de sensibilización como la de hoy, el cambio es posible”, comenta Rubén Moncada, uno de los coordinadores del evento y miembro de la red desde 2015.

Bajo el lema "una vida sin violencia", la marcha intermunicipal recorrió las calles de Somotillo para sensibilizar a la población. Foto: ADEES

La militancia, no obstante, tiene costes para quien la práctica, especialmente en esta zona del país, tal como nos lo recuerda Pedro Meza: “la población masculina del norte de Chinandega está compuesta eminentemente por agricultores y ganaderos, con un nivel educativo bajo y mínima sensibilización hacia los comportamientos de maltrato que ejercen sobre las mujeres en general, pero muy especialmente sobre sus propias novias, esposas e hijas. No solo se sienten legitimados para agredirlas, sino que no reconocen la agresión como tal, por lo que cualquier iniciativa dirigida a modificar este tipo de conductas la perciben como un ataque personal. Sabemos que no faltarán grupos de hombres, porque nunca lo hacen solos, que se acercarán a la marcha para insultar a los participantes, especialmente a los hombres, llamándonos cochones, putos o maricones mientras ellos se sienten muy machos, pero esto, lejos de desmotivarnos, nos alienta en nuestra lucha”.

EL NACIMIENTO DE LA RED DE JÓVENES, REJENORCHI

Hasta 2011 no había una red de jóvenes organizada, pero, poco a poco, bajo el amparo de ADEES, empezaron, primero de forma individual y más tarde como colectivo, a participar en las acciones que la asociación iba desarrollando. De ella aprendieron que la lucha debía ser conjunta, y que debían integrar en sus estrategias la colaboración y participación de las instituciones locales y nacionales, tales como alcaldías, policía, juzgados, así como los ministerios de la familia, el de salud y el de educación. “Nicaragua ya cuenta con una Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres, la Ley 779, pero su aplicación es muy deficitaria, en gran medida porque, por un lado, las mujeres desconocen los derechos que las amparan y, además, no suelen denunciar a sus maltratadores y, por otro, porque el estado, que es quien debe aplicar la ley, sigue funcionando según estructuras patriarcales, permisivas con los hombres y discriminatorias con las mujeres”, comenta Meyboll Varela, miembro de REJENORCHI.

Jóvenes participan en un encuentro vivencial organizado por ADEES y REJENORCHI. Foto: ADEES

Un año más tarde, en 2012, ya son 1.500 jóvenes que integran la red; REJENORCHI se constituye legalmente como organización. A partir de entonces no ha dejado de crecer. “A través de la asociación recibimos formación y capacitaciones tanto intelectuales como técnicas con las que poder ganarnos la vida, porque del activismo no vivimos”, comenta Rubén. “Los chavalos y chavalas aprendemos manualidades y hacemos pulseras, artesanías de barro y pino, ropa, hamacas… que después podemos vender y, de esta manera, obtener pequeños ingresos con los que costearnos parte de los estudios, o, más importante, nos capacitan para tener acceso al mercado laboral cualificado”, concluye el joven estudiante de derecho. Formar parte de la asociación, además, les sube la autoestima, lo que contribuye a alejarlos del consumo del alcohol y las drogas, algo habitual entre la población más joven.

TRANSFORMANDO LAS COMUNIDADES EN LUGARES MÁS SEGUROS

Las redes sociales, en cuanto colectivo de jóvenes, juegan un papel fundamental en la estrategia de captación y sensibilización de sus acciones. En la actualidad, REJENORCHI dispone de un modesto estudio de grabación en las instalaciones de ADEES desde el cual realizan spots televisivos y programas de radio con los que llegan a todos los rincones del territorio. Meyboll es una de las responsables: “Muchas mujeres y jóvenes que sufren maltrato llegan a nosotros pidiendo ayuda gracias a estos programas. Desde la asociación y en coordinación con la red de jóvenes y mujeres  les asesoramos y les instamos a que denuncien en el juzgado, ayudándoles en todo el proceso judicial, pero desgraciadamente no todas llegan hasta el final. ¿De qué voy a vivir si lo denuncio?, Solo ha sido una vez, es el padre de mis hijos, no volverá a hacerlo, lo quiero… suelen ser los argumentos que acostumbran a utilizar las mujeres para ocultar su miedo”.

Jóvenes de los diferentes municipios del norte de Chinandega se reunieron para conversar sobre cuestiones de género en sus comunidades. Foto: ADEES

Pero la la población organizada de Chinandega Norte, lejos de tirar la toalla, no deja de crecer en número de adeptos y acciones, como la marcha intermunicipal de hoy. “El número de denuncias por violencia machista va en aumento, los equipos docentes en los colegios e institutos cada vez están mejor formados, el involucramiento de los ministerios es cada vez más notoria y eficiente… sentimos que las cosas están cambiando para bien en nuestras comunidades. Nuestra previsión es que pronto llegaremos a los 3.000 integrantes”, pronostica Rubén, consciente de la dimensión social alcanzada por la red de jóvenes a lo largo de todos estos años. “Individualmente somos invisibles, pero fuertes en la unión”.

INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS EN URRUNAGA

El pasado mes de noviembre de 2019, una representación de ADEES y REJENORCHI visitaron Euskadi y participaron en unas jornadas sobre violencia de género que tenían como objetivo principal el intercambio de experiencias y conocimientos con jóvenes alaveses y alavesas en el municipio de Urrunaga. Durante dos días, y dirigidos por Nazioarteko Elkartasuna – Solidaridad Internacional, hasta ocho chicos y chicas alavesas trabajaron conjuntamente con la representación nicaragüense para analizar y proponer acciones de incidencia política y de reivindicación para hacer frente a las violencias machistas.

La representación chinandegana junto con los y las jóvenes alavesas durante el encuentro el pasado mes de noviembre de 2019 en Urrunaga (Álava). Foto: M. Aristregi.

A través de la metodología de “visual thinking” o representación gráfica de las ideas, el grupo analizó las conductas machistas visibles e invisibles en ambas sociedades, tanto estructurales como simbólicas, estableciendo puntos de anclaje comunes que pudieran combatirse con estrategias similares. El amor romántico, la falsa caballerosidad, el papel de los medios de comunicación o la imposición de los cánones de belleza fueron algunos de los puntos tratados en el taller.

Tanto Pedro Meza, director ejecutivo de ADEES (Asociación para el Desarrollo Eco-Sostenible), como Rubén Moncada y Meyboll Varela, ambos miembros de la Red de Jóvenes Emprendedores del Norte de Chinandega, REJENORCHI, compartieron las bases de su trabajo y la trayectoria de sus entidades con las y los jóvenes vascos, como Itzal (Urrunaga) y Ekaitz (Vitoria-Gasteiz). A ambos les sorprendió como, siendo lugares tan distantes entre sí, Nicaragua y Euskadi, teóricamente de culturas tan diferentes, son tan parecidos los prejuicios que ambas sociedades comparten respecto a temas como los roles de género o la homosexualidad, entre otros. 

Derechos Humanos asociados a este reportaje

Derecho a la no discriminación por orientación sexual, artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1948. 

Derecho a una Vida Digna, artículos 3 y 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1948, artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), de noviembre de 1969.

Derecho a la No Discriminación de las Mujeres, Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, de 1979, Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, de 1999.  

Derecho a la Integridad Personal, artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), de noviembre de 1969.

Derecho a la Participación Política, artículo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 16 de diciembre de 1966.