África, ante el COVID-19

Desde el Grupo Pro África vemos con preocupación la situación que se empieza a generar en el continente africano y reivindicamos la necesidad de la solidaridad internacional ante una crisis global de esta magnitud para aliviar el impacto en África.

África, ante el COVID-19

Mónica gonzález llamazares 24.04.2020 | 01:15

Desde el comienzo de la pandemia que asola el planeta y que ha tocado la puerta de nuestros hogares, todas las personas hemos percibido de una forma más clara que de costumbre que se trata de un problema de salud global. Es una situación en la que la enfermedad del otro es mi propia enfermedad y viceversa, y que por tanto precisa de soluciones globales que nos impliquen a todos y todas, y no de forma aislada país por país.

Hemos visto en los informativos el colapso en las urgencias de los hospitales de varias ciudades españolas, pero imaginemos ahora vivir en un país donde las camas de UCI brillan por su ausencia, o donde el simple hecho de lavarse las manos con jabón es un privilegio. África –especialmente el África Subsahariana– dentro de su diversidad, es un continente que puede verse muy afectado por la pandemia global del COVID-19 debido a unos sistemas de salud e infraestructuras sanitarias frágiles, a la precariedad de las condiciones higiénico-sanitarias de la población y a unas notables dificultades de supervivencia ya que muchas familias se sustentan de la economía informal del día a día.

El pasado 15 de abril, Pedro Sánchez, junto con otros 17 líderes europeos y africanos, entre los que están Conte, Merkel y Macron, han pedido al FMI, al Banco Mundial y al Banco de Desarrollo Africano, entre otras instituciones, en una carta publicada por el Financial Times, un paquete de ayuda de al menos 100 millones de euros para África. Pero además nos preguntamos, ¿qué hará cada uno de estos gobiernos europeos de forma particular?

Según el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades, el 19 de abril de 2020 cerró con 22.275 casos registrados (1.119 muertes), siendo Egipto y Sudáfrica los países africanos más afectados, aunque los datos registrados pueden distar mucho de los casos reales, sobre todo en países con escasez de recursos y de test de diagnóstico. Por ponerlo en perspectiva, tan sólo en España esta cifra de afectados se multiplica por 8 y la de fallecidos se multiplica por 18. Según las previsiones, África está tan sólo a las puertas de la pandemia.

África es un continente donde la realidad está plagada de ejemplos en los que las personas viven de forma colectiva (muchas veces toda la familia convive en una sola habitación); un porcentaje muy pequeño tiene acceso a agua corriente o jabón; los hospitales tienen una sobrecarga anterior a esta pandemia, donde las camas de UCI y los respiradores son limitados o, en muchos centros sanitarios, inexistentes; la economía informal es el sustento de muchas familias que no comen si no salen a trabajar diariamente€ En este contexto la pandemia puede significar el agravamiento de la vulnerabilidad de una población que ya sufría otras enfermedades olvidadas en Europa como la tuberculosis o la malaria, así como la pobreza, y el mayor padecimiento por soportar un sistema sanitario deficiente.

Abundando en lo anterior, estimamos especialmente oportuno recordar que en 2018 enfermaron de tuberculosis 10 millones de personas a nivel mundial, de las cuales 1,5 millones fallecieron a causa de la enfermedad, siendo África la segunda región que presentó la cifra más elevada de nuevos casos (24%), por detrás de Asia Sudoriental (44% de los nuevos casos). También se estima que hubo 228 millones de casos de malaria en todo el mundo, con 405.000 muertes, produciéndose la mayoría de los casos en el continente africano (213 millones o 93%), causando más estragos humanos que el coronavirus aunque, al parecer, son enfermedades que, al no afectar de manera mayoritaria a los países del norte, permanecen invisibles para éstos. En cualquier caso, como hemos dicho, el coronavirus también ha llegado ya a África y sus consecuencias pueden ser devastadoras.

Si bien es cierto que África es muy diversa y la pandemia se está enfrentando de forma diferente, son varios los países que están tomando medidas sanitarias, sociales y económicas anticipadas como el cierre de fronteras, toques de queda, limitación de actividades grupales€ En el ámbito de los países en los que trabajamos vemos cómo en la ciudad de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, aunque las actividades económicas se han limitado, se decidió que las familias estuvieran aisladas 4 días y los 2 siguientes pudieran ir a vender sus productos en los mercados; sin embargo, esa medida se ha revertido y se ha confinado sólo a uno de los barrios con mayor índice de casos positivos. Esto se debe a que en muchos territorios la población tiene que elegir entre el contagio o morir de hambre. Vemos también cómo en Senegal se han prohibido las reuniones públicas; en Guinea Conakry se han cerrado los centros educativos, universidades y lugares de culto o cómo Kenia ha aprobado bajar impuestos para afrontar esta situación, etcétera.

También hay que tener en cuenta que existen elementos que permiten mitigar la gravedad de la pandemia si lo comparamos con Europa. A día de hoy parece que la mortalidad asociada al COVID-19 se da especialmente en personas mayores o con enfermedades crónicas y África es un continente joven, donde más del 40% de la población es menor de 15 años. Además, se cree que el calor supone un freno para el virus, y el clima de muchos países subsaharianos puede ser beneficioso en ese sentido, aunque no hay certezas en una enfermedad que no ha hecho más que aparecer.

En los días precedentes se han oído en los medios de comunicación algunas voces que especulaban sobre la posibilidad de probar las posibles vacunas del COVID-19 en las personas africanas. ¿Por qué se quiere experimentar con ellas? ¿Acaso les consideramos ciudadanos de segunda? ¿Acaso no tienen los mismos derechos que el resto de la población mundial? Nos encontramos en una sociedad que avanza hacia 2030 con un lema: #NoDejarANadieAtrás, y desde el Grupo Pro África queremos pedir a los gobiernos que no consientan esta situación de injusticia.

Desde el Grupo Pro África vemos con preocupación la situación que se empieza a generar en el continente africano y reivindicamos la necesidad de la solidaridad internacional ante una crisis global de esta magnitud para aliviar el impacto en África. No podemos dejar atrás a la población más vulnerable y al continente que tiene a los países más pobres del mundo. Esta solidaridad tampoco se puede limitar a reivindicar medidas a organismos internacionales. El compromiso local y la cooperación descentralizada en España, y específicamente en Navarra, debe ser un recurso para los países africanos. Hay que tener en cuenta que las consecuencias socioeconómicas que generará esta crisis, como son perder el trabajo o la cosecha del año, significará para muchas personas no poder comer, todo ello en países donde la desnutrición ya es un problema humanitario grave.

Este hito histórico debe recordarse como un punto de inflexión en el que la solidaridad y la justicia social han ganado terreno. Por lo tanto, vemos con buenos ojos las iniciativas de reivindicar ayudas a los organismos internacionales, pero volvemos a preguntarnos, ¿qué se va a hacer desde nuestros territorios?

Desde el Grupo pro África pedimos el #NoDejarANadieAtrás, incluida la población del continente africano, y para ello reclamamos que se reafirme la importancia y necesidad de nuestro compromiso solidario con los pueblos más vulnerables, lo que implica que las instituciones públicas mantengan las políticas de cooperación y solidaridad internacional.


Secretaria técnica Grupo Pro África, compuesto por: Acción contra el Hambre; Asamblea de Cooperación por la Paz – Euskadi; Asociación Africanista Manuel Iradier; Ayuda en Acción; Coopera Euskadi; Derandein Fundazioa; FISC Compañía de María; FISC Cooperación y Desarrollo; Fundación ALBOAN; Fundación Anesvad; Fundación Itaka Escolapios; Haurralde Fundazioa; Medicus Mundi Araba; Mundukide Fundazioa; Munduko begiak, Mundu bakean; Nazioarteko Elkartasuna-Solidaridad Internacional y Tau Fundazioa

Artículo publicado en "Noticias de Navarra", el día 24-04-2020