«Haití no es pobre; le han empobrecido». Serneus Bertrand (CROSE, Haití) entrevistado por el periódico BERRIA

La desestabilización, la falta de recursos, la emergencia climática y el analfabetismo son los problemas más graves en Haití, según el activista haitiano Serneus Bertrand. Ha actuado ampliamente en torno a ellos.

La entrevista que aquí reproducimos ha sido realizada y publicada, el 12 de noviembre de 2022, por el diario BERRIA, medio al que agradecemos su interés por cubrir el trabajo de las ONGD vascas, en este caso, el trabajo en Haití -en el departamento Sureste- de Solidaridad Internacional y su socia local, CROSE (Coordinadora Regional de Organizaciones de Sureste).

Ha sido traducida, para este blog, del euskera, idioma en el que ha sido publicada. Aquí se puede acceder a la entrevista original


Serneus Bertrand (Jacmel, Haití, 1975) es un ingeniero agrónomo de oficio que trabaja como activista en la ONG CROSE, Coordinadora Regional de Organizaciones del Sureste. CROSE tiene como objetivo modificar las condiciones de vida de las familias campesinas haitianas. "Queremos cambiar la vida de los haitianos", explica Bertrand. Permanecerá en Euskal Herria hasta el próximo día 17 en representación de esta institución, invitada por la ONG Solidaridad Internacional.

La ONU acaba de decir que Haití está al borde del abismo.

Haití no está al borde del abismo, ni es pobre; es un país al que le han hecho pobre. Tiene crisis estructurales y necesita la ayuda y el apoyo de los países que le acompañan y de su diáspora en el exterior.

 


¿Cuáles son las principales crisis estructurales de Haití?

 En mi opinión, Haití tiene cuatro problemas básicos. Primero, dado que el país está en el mar Caribe, siempre tiene que sufrir las condiciones meteorológicas inhumanas: terremotos, tormentas, ciclones e inundaciones. En segundo lugar, hay una desestabilización política que provoca manifestaciones, saqueos, creación de grupos armados, escasez de carburantes y encarecimiento de la vida. En tercer lugar, tenemos falta de recursos. Y es que para empezar a impulsar el desarrollo sostenible del país es imprescindible explotar los recursos naturales que tenemos en Haití. En cuarto lugar, el 75% de la población es analfabeta. Este es, sin duda, un claro exponente del subdesarrollo.
 


En tercer lugar… ¿cuáles son los recursos naturales disponibles en Haití?
Haití cuenta con minas de oro y cobalto, entre otras. También hay quien dice que tenemos petróleo; eso es algo que hay que investigar. Muchos haitianos forman parte de la sociedad civil y han creado todo tipo de organizaciones. Con ellos podríamos empezar a cambiar las condiciones de vida de los ciudadanos. Al menos podríamos intentarlo.

¿Cómo son las condiciones de vida de la población?

Hay escasez de combustibles, porque están muy caros. La gente es incapaz de pagar el transporte público y siempre tienen que caminar de un lado para otro. Las familias numerosas tampoco tienen nada que comer. En muchas casas sólo hacen una comida al día, o cada dos días. Casi seis millones de haitianos no tienen garantizada la seguridad alimentaria. El hambre es uno de los principales problemas de Haití.

Además, es muy inestable la situación política en el país. ¿Quién tiene el poder en Haití?

En este momento, tenemos un primer ministro [Ariel Henry], con su Gobierno. Los políticos dicen que es, de facto, el Gobierno el que no tiene legitimidad y que no puede dar ni una sola respuesta a los principales problemas de los haitianos. Coincido: el Gobierno es incapaz de dar respuesta a los problemas de todo tipo que tenemos en Haití.

¿Por qué no es capaz, en su opinión?

Se trata de un Gobierno con muy pocos recursos financieros y que, además, no favorece la participación del resto de partidos políticos ni de la sociedad civil. Tampoco cuenta con el apoyo evidente y directo de países que dicen ser amigos de Haití.

¿Cómo interviene el Gobierno en la explotación de las minas de oro y cobalto?

La Constitución del país [aprobada en 1987] dice: «Los recursos naturales pertenecen al Estado». Pero hay que profundizar en este tema: si realmente existen esos recursos naturales, cuántos hay, y buscar formas de explotarlos. Ese trabajo está en manos de los políticos: a ellos les toca investigar cómo podemos llegar a explotar esos recursos.

El caso es que en Haití no hay tecnología suficiente para explotar estos recursos. El Gobierno debería saber establecer acuerdos con los países que disponen de esta tecnología para que podamos explotar esos recursos naturales propios. Estos acuerdos deberían estar dentro de todo un plan de desarrollo.

¿Cómo se relaciona Haití con el resto del mundo?

En los últimos 28 años, Haití ha colaborado con la comunidad internacional; [Estados Unidos] y la ONU, entre otros. Las Naciones Unidas han puesto en marcha más de una decena de misiones en Haití durante todos esos años. De hecho, hemos tenido numerosas crisis: si la vida política es inestable, el país no se puede desarrollar. Sin embargo, los objetivos de estas misiones no han sido cumplidos.

¿Cuáles eran esos objetivos?

El primero ha sido la estabilidad. Como dice la Constitución, el objetivo de las misiones era que cada gobierno durara cinco años, así como que en Haití tuviéramos paz, justicia y estructuras estatales. Sin embargo, siempre han caído todos los gobiernos.

¿Hay paz en Haití?

El país cuenta con diez departamentos. En la capital, Puerto Príncipe, los grupos armados tienen una presencia muy importante. En el resto de departamentos, la violencia está menos extendida y tenemos cierta paz. No podemos decir que ninguna zona del país sea pacífica.

¿Cuál es el objetivo de los grupos armados de Puerto Príncipe? ¿Por qué utilizan la violencia?

Estos grupos armados son en parte consecuencia de la sociedad. Una gente que no tiene dinero, ni comida, ni forma de vivir y quiere trabajar, pero otros se encuentran con una forma de vida diferente. La pobreza beneficia a los grupos armados. Los jefes de muchos son unos mafiosos que no quieren que el país se estabilice, porque de esa situación sacan provecho. Secuestran a los millonarios — y a los que no tienen dinero — y obtienen el dinero con lo que les pagan sus familiares por liberarlos.

También ha hablado de las condiciones meteorológicas. El cambio climático también influye directamente en Haití, ¿no?

Sí, nos afecta mucho. Tenemos inundaciones y escasez de agua a la vez. Complica mucho la vida de los ciudadanos.

También afectará a las viviendas.

Tenemos casas muy pequeñas en Haití. La mayoría son de madera, y las construyen con trapos y cosas que no sirven. Además, el Estado no regula dónde se pueden construir casas y dónde no. 

¿Cómo son las infraestructuras?

Hay muy pocas. Las carreteras son muy malas. Las calles entre las casas no están asfaltadas y los caminos rurales no están realizados. Muchos baserritarras no pueden vender sus productos, porque los transportes públicos no llegan a su entorno y, además, los camiones no pueden llegar allí a recoger los productos. A esto hay que sumar también la escasez de carburantes.

Has dicho que el analfabetismo está muy extendido. ¿Cuántos tienen la oportunidad de ir a la escuela?

Cerca del 40% de los niños acuden a la escuela, pero llegan a la universidad como máximo el 15%. La mayoría de los haitianos son campesinos. Es más, la venta de productos agrícolas representa el 35% del producto interior bruto del país. En general, los alimentos se producen para consumo local. El hambre, sin embargo, es evidente.
 


Haití es montañoso y se dedica a la agricultura especialmente en zonas de montaña. Estas zonas, sin embargo, no tienen buenas carreteras. Pueden producir toneladas de verduras, pero no pueden llegar a la capital ni a sus alrededores. De ahí la falta de alimentos en zonas urbanas. Por ello, en CROSE, apoyamos mucho a las familias de los caseríos.

Han pasado más de quinientos años desde la llegada de Cristóbal Colón a América.

Fue desafortunado aquel suceso, pues trajo consigo la esclavitud. Tardamos tres siglos con las armas en expulsar a los franceses de nuestro país. Logramos la independencia en 1804 y en aquella época había más de 400.000 esclavos en Haití que no sabían ni leer ni escribir. ¿Cómo se va a desarrollar un país si tan pocos habitantes saben leer y escribir?

Haití es un pueblo que ha sido empobrecido, ya que el resto de países no quisieron reconocer la independencia de Haití. Tuvimos que pagar millones de francos a Francia, además, en forma de compensación. Por eso se esforzaron en asfixiar al país. Hoy en día, nos pasa lo mismo

¿Cuál es la solución?

El Gobierno, las instituciones y la sociedad civil deberíamos llegar a un acuerdo sobre qué queremos hacer con nuestro país. Esta decisión no la pueden tomar Estados Unidos y el resto de países que dicen ser amigos de Haití; nos corresponde a los haitianos decidir qué tipo de país queremos ser. El Gobierno debería trabajar para garantizar a los ciudadanos la seguridad, el medio de vida, la electricidad y el trabajo. Para ello, quizá deberíamos elegir un nuevo Gobierno.

Puestas en marcha estas medidas, ¿se desarrollaría Haití?

Ese Gobierno debería tratar de lograr estabilidad, trabajo y seguridad, y antes de eso deberían organizar elecciones para que los ciudadanos elijan al presidente, primer ministro, senadores y otros cargos. El nuevo Gobierno elegido por los ciudadanos debería durar cinco años y trabajar para fortalecer el país. De hecho, hoy muchos haitianos abandonan el país. Muchos pasan la frontera, y se van a República Dominicana, a trabajar en la construcción y en la agricultura. Allí hay más puestos de trabajo que en Haití. Además, en República Dominicana los haitianos sufren una gran violencia, ya que nos menosprecian como pueblo. Y los migrantes haitianos que entran ilegalmente en la República Dominicana son expulsados. Ha habido muchos problemas entre Haití y la República Dominicana, cuya solución corresponde a los Gobiernos de ambos países. Todavía no lo han conseguido, porque Haití siempre está inestable. Sin embargo, hemos de conseguirlo, porque la [Hispaniola] isla es de los dos, y somos hermanos.

¿Cómo ve el futuro?

Confiamos en CROSE. Trabajamos en el campo de la soberanía alimentaria y formamos un movimiento reivindicativo. Queremos empoderar a los movimientos de agricultores, mujeres y jóvenes para que puedan salir de la situación inhumana.

 


Usted ha destacado que Haití no es un país pobre, sino empobrecido. ¿Quién o qué le ha empobrecido?

Por un lado, la fortuna que tuvimos que pagar a Francia tras la independencia ha empobrecido a Haití. Por otro, hay mucha corrupción en las instituciones y Haití ha sido empobrecido por esos políticos que no aman a la patria. La comunidad internacional es cómplice de esta corrupción

Sin embargo, muchas organizaciones extranjeras apoyan a las ONG haitianas, algo que debemos agradecerles. Por ejemplo, recibimos financiación de las Diputaciones Forales de Gipuzkoa y Álava, y de los Ayuntamientos de Zumaia [Gipuzkoa], Astigarraga [Gipuzkoa] y Balmaseda [Bizkaia], entre otros. No todos son malos.