Mujeres
de Senegal

Otra Piedra
en el Camino

91.224 640.1 1.33 40 +4 +3 +2 +1 Zr Zirconio [Kr] 4d² 5s²

Un nuevo obstáculo se interpone en el camino, y toca enfrentarlo.

Impactos y riesgos de la minería de zirconio en Thieppe y Diokoul

Introducción

Contexto de los municipios de
Thieppe y Diokoul

Thieppe y Diokoul son comunidades rurales situadas en el departamento de Kébémer, en la región de Louga, al noroeste de Senegal. Estas comunidades se ubican en una zona llana y saheliana, caracterizada por su vulnerabilidad ambiental y climática.

En estas tierras, mujeres y hombres han cultivado, pastoreado y habitado durante generaciones. La llegada de la minería —liderada por la compañía Eramet Grande Côte— amenaza esta forma de vida. En Thieppe, el poblado de Yody aún conserva su autosuficiencia, mientras que en Diokoul ya se han registrado desplazamientos, pérdida de tierras agrícolas y tensión social.

Agricultura y silvicultura

Una de las consecuencias más evidentes de la actividad minera en la agricultura ha sido la drástica reducción del número de huertas disponibles. Esto ha provocado un cambio profundo en la dinámica de trabajo: muchas mujeres, antes responsables de sus propios cultivos, han perdido ese espacio de producción y autonomía.

Actualmente, son los hombres quienes controlan la mayoría de las parcelas, mientras que las mujeres han quedado relegadas al ámbito doméstico. Como expresó una habitante: “Antes, cada uno tenía su propio campo, hombres y mujeres. Ahora, solo los hombres cultivan y nosotras nos quedamos en casa”.

La silvicultura también se ha visto comprometida, una actividad fundamental en la vida cotidiana de las mujeres, se ha visto gravemente afectada por la escasez de biomasa en el nuevo asentamiento. Las mujeres expresan su agotamiento y frustración ante la dificultad de encontrar leña para cocinar, a pesar de que se les había prometido su disponibilidad: “Estamos muy cansadas porque no tenemos leña para cocinar”.

La falta de recursos las ha llevado a usar materiales como bidones de plástico o tuberías como combustible, una práctica que, aunque insalubre, se ha vuelto común por necesidad. “Antes teníamos mucha y buena leña, aquí nos agotamos buscándola”. La empresa, por su parte, niega esta situación, afirmando que la información no se ajusta a la realidad.

Agua, turismo y pesca

La explotación minera ha generado impactos significativos en el acceso al agua, la pesca y el turismo. El agua disponible es de menor calidad que la de los pozos originales, presentando en algunos casos salinidad o un preocupante tono rojizo. Las bombas necesarias para extraerla, adquiridas por la propia comunidad, suponen un gasto añadido, especialmente cuando funcionan con gasolina.

La pesca, actividad tradicional de los hombres, y el marisqueo y comercio de productos del mar por parte de las mujeres, han desaparecido por completo debido al alejamiento de la costa. “Del lugar que proceden los hombres pescaban, ahora ya no pescan porque están lejos del mar”.

Asimismo, el turismo, ha sufrido daños en zonas cercanas como Lompoul, donde un resort fue desmantelado por la actividad minera, truncando iniciativas económicas incipientes ligadas al paisaje natural.

Ganadería

La ganadería también ha sufrido un retroceso considerable tras el desplazamiento, tanto en la cantidad como en la diversidad del ganado. Las condiciones climáticas de la nueva ubicación y la reducción del espacio disponible han provocado la muerte de muchos animales y una drástica disminución del rebaño.

Las mujeres, tradicionalmente responsables del cuidado del ganado caprino, han visto cómo esta labor se ha vuelto más difícil: la falta de acceso a tierras de pasto “De dónde vinimos teníamos campo donde podían pastar las cabras. Allí pasaban el día en los pastos y las guardábamos a la noche. Ahora las cabras están estabuladas todo el día. Este cambio ha afectado directamente los medios de vida y la autonomía económica de las mujeres ganaderas. “antes tenía 40 cabras, ahora solo me quedan 7”.

Economía

Las promesas de empleo por parte de la empresa minera han sido incumplidas. En su lugar, la minería ha destruido economías locales basadas en la agricultura, la ganadería, el comercio informal y el turismo. Las mujeres, excluidas de las contrataciones mineras, han perdido espacios económicos clave como los

Desplazamientos y migraciones

En Diokoul ya se han producido desplazamientos forzados de aldeas enteras. Las nuevas viviendas, aunque de mejor calidad, no cuentan con los servicios necesarios y han fracturado los lazos comunitarios. La juventud, sin expectativas de empleo ni acceso a tierra, se ve forzada a migrar, en muchos casos hacia Europa. Las mujeres desplazadas han perdido sus medios de vida, su autonomía y sus redes de solidaridad, sufriendo un profundo proceso de desempoderamiento. A pesar de los compromisos de restauración ambiental, las medidas son insuficientes. “La escuela y el centro de salud carecen de personal suficiente, lo que afecta la educación y la atención médica.”